20110222

los invisibles

en colaboración con la causa


todos se preocupan por los invisibles. o hacen que se preocupan. pero que pensarán ellos? que pensarán acerca de su invisibilidad? se darán cuenta que no los ven? se sentirán discriminados por ello? o viven felices en el anonimato extremo? lo de extremo viene por el lado de que su anonimato es tal que no solo no los conocen, sino que ni siquiera los ven. no se si compadecerlos, envidiarlos o verlos.
hay que tener mucha sensibilidad para ver a un invisible. y puede llegar a ser muy peligroso. uno puede perder la cordura. y puede llegar a ser aun mas peligroso que le guste eso.
la primera vez que ví a un invisible lo ví tal cual era. no le ví el aura, aunque sospecho que hubiera quedado bien en la crónica. ví un alma traslúcida, inquieta y divagante, ví energía pura, puesta en los lugares vitales, ví unos ojos brillosos y opacos a la vez, como luces empañadas, como almas olvidadas, tan certeros que desde su invisibilidad son capaces de ver el infinito. ese infinito donde todo se pierde en la nada, sobre todo los invisibles.

3 comentarios:

  1. una vez me sentí invisible. así, tal como lo dijiste: "un alma traslúcida, inquieta y divagante, ví energía pura, puesta en los lugares vitales, ví unos ojos brillosos y opacos a la vez"

    fue re feo, me dio mucha vergüenza. no sé por qué pero la invisibilidad me cuesta mucho, como levantar las patas con zapatillas llenas de arena. me duele hasta el alma.

    fue feo sentirse invisible, y peor, sentir feo a la invisibilidad

    ResponderEliminar
  2. mira guacho!!! es del 2007 . me hiciste re acordar!!!
    te lo regalo si te gusta



    Diste en primer lugar, un paso y te alejaste de la sinceridad. Luego saltaste; y las personas y sentimientos quedaron también atrás. Cuando miraste para adelante, viste eso que eras: una farsa. Una farsa querida, querida, querida…un buen producto, hecho a base de tu propia esencia separada en cajitas, un reemplazo alegre, fuera del mundo, dentro de la sociedad.
    Aquella farsa era un cuerpo vacío en donde se encerró tu alma, al cual se le pintó una sonrisa, que quedó abandonado frente al mundo.
    Le tenías miedo a todo lo que podía llegar a involucrar a tu persona o a tu cuerpo vacío con el mundo, con la tristeza, con la decepción o con simplemente sentir. No te enfrentaste. Te escondiste y cuidaste que el alma no se escape. Transformaste tu vida en una idea que repetía constantemente que todo era nomás la cárcel del espíritu. Y fuiste feliz.
    No sentías. No sufrías. Disfrutabas lo que tus límites te permitían y vivías de la satisfacción de saber que habías logrado cumplir con tus objetivos.
    Pero un día el cuerpo vacío se mezclo con cuerpos llenos de almas y cruzó una mirada con uno de ellos. Todas aquellas cajitas que escondían la esencia de tu alma se abrieron frente a esos ojos y sintieron terror. El cuerpo, ahora lleno de sentimientos, sensibilidad, música, ganas, futuro y recuerdos perdió su sonrisa y no la pudo dibujar. Tenía un alma ahora, que no sabía cómo mostrar la felicidad. Y todos sintieron la eternidad. El amor. Y el llanto. Ese insoportable llanto, miedo, incertidumbre. Y el amor. Y entonces recordaron….
    Diste en primer lugar, un paso y te alejaste de la sinceridad. Luego saltaste; y las personas y sentimientos quedaron también atrás. Una vez más fuiste mil partes y una sonrisa frente al cuerpo vacío.
    Seguís cuidando a tu espíritu dentro de la cárcel. Y lloras. Ves esa mirada y sentis, y volves a llorar cuando recordas que una caja está vacía, cuando ves un cuerpo semi – vacío, con un pedacito de tu alma que se le escapa por los ojos.

    ResponderEliminar
  3. Yo a veces veo invisibles. Más que antes y cada vez más todavía. Son muchos, más de los que se cree. Cuando te precatás de algo que siempre estuvo ahí, pero no lo sentías, después no parás de verlo. Con los invisibles es distinto creo yo, porque no te dejan verlos tampoco. Y a veces cuesta verlos. Pero una vez que los ves...los ves y aturde. "...ojos brillosos..." sep, pero que no te de devuelven la mirada.

    Sherlock Galilei

    ResponderEliminar

pared en blanco