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Franco Spinetta dice que piensa que todo esto gira:

y pensar que todo esto gira, no? Una verdad pocas veces aceptada. Los dueños del cielo y los peores, los que aspiran a serlo, se pasan la vida sin siquiera saberlo. De ellos, el mejor capital es la envidia. Y muchos dicen que la envidia mueve el mundo, lo cual estoy casi seguro que es cierto. La envidia es la base de este capitalismo rancio que vivimos, en el que tiempo es ya no es dinero sino tristezas, yogures descremados y vacaciones de 15 días. Somos tropa de la guita y chimpancé (él sigue teniendo razón).

Será que nos viene amontonando el viento, estos vientos de cambio. No sé si será el fantasma que pregonaba Marx y Engels en esa perfecta descripción del egoísmo social que es el manifiesto comunista. No creo que se esté gestando una revolución en el sentido ya antiguo de esa palabra. Hay otra cosa, una especie de regocijo por sacarse de encima la mochila del éxito obligado. También por despojarse de discursos mediáticos que le hablan a una especie de ente que recibe sin procesar. Puede que eso sea algo parecido a la libertad. Gritar, donde sea, lo que pensamos. Basta de ocultarlo. Puto, borracho, anarquista, comunista, peroncho, traba, negro, poeta, escritor. La grandiosa libertad de decirlo. 

Ya no hacen falta editores que midan el beneficio de todo lo que se dice. A la mierda con la intermediación. Ahora sí, agarrate periodismo conservador, se te terminó la hora de gloria. Ya nada de lo que digas va a ser inmune. Ahora tus lectores te pueden contradecir, te pueden cotejar y te pueden demostrar que estás equivocado.