20110728
culpable
de que vale la inocencia del chacal si no tiene juez de verdad, que se le siente y lo mire y lo vea, que sea ciego a las patrañas y que si pasa un raton no lo engaña ni un poco menos que una rata, para que se sienta en el estrado si sabe que el jurado machaca su inociencia y pierde la conciencia en cotillón de colores, que su sed no es suficiente si le mienten en la cara y le desgarran la ilusión, de chacal, de chaval, de escaramuza no declarada en territorio legal, para que ir a pelear si no existe la batalla, si le estalla en la cabeza la certeza de perderse en el túnel y ver que el foquito titila y lo encandila. de miedo.
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La esperanza
ResponderEliminar... para mí, la esperanza es una cosa que tengo cuando me despierto, que
pierdo en el desayuno, que recupero cuando recibo el sol en la calle y que,
después de caminar un rato, se me vuelve a caer por algún agujero del bolsillo.
Y me digo: "¿Dónde quedó la esperanza?". Y la busco y no la encuentro. Y
entonces, aguzando el oído, la escucho ahí, croando como un sapito minúsculo,
llamándome desde todos los pastos.
La tengo, la vuelvo a perder. A veces duermo con ella y a veces duermo
solo. Pero yo nunca tuve una esperanza de receta, comprada en una tienda de
corte y confección, una esperanza dogmática. Es una esperanza viva y, por lo
tanto, no sólo está a salvo de la duda, sino que se alimenta de la
duda.
EG (Eduardo Galeano)